RESURRECCIÓN La tumba no está vacía, allí está el resentimiento de todos los pecadores que rezan a un Nazareno que nunca anduvo en el mar, que Aquel que anduvo en el cielo de las almas nos aguarda inmune, puro y eterno. ¡La tumba no está vacía!, ¡cúbrela, sepulturero!, que la inocencia ha triunfado y se desvanece el miedo ante la luz del amor de nuestro ser verdadero.
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