FANTASÍA
Existe una tonada por la que yo daría
todo Mozart, Rossini y todo Weber,
una vieja tonada, languideciente y fúnebre
que me trae a mí sólo sus secretos encantos.
Cada vez que la escucho mi alma se hace
doscientos años -es sobre Luis Trece-
más joven; y creo ver cómo se extiende
una ladera verde que amarillea el ocaso.
Luego un alcázar de ladrillo y piedra,
de vidrieras teñidas de colores rojizos
ceñido de amplios parques y a sus pies un arroyo
que entre las flores corre.
Luego una dama, en su ventana altísima,
rubia. con ojos negros. de vestimenta antigua,
que en otra vida acaso ya hube visto
y de la cual me acuerdo.
Gérard de Nerval
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