AYER, HOY, MAÑANA
¿Qué tengo, pobre de mí,
hoy de haber vivido ayer?
Sólo tengo el no tener
las horas que ayer perdí:
lo que hoy de ayer discurrí
diré mañana, si soy:
pero tan incierto estoy
de que mañana seré,
que quizás no lo diré
por haberme muerto hoy.
Si hoy me hubiera de morir,
como puede suceder,
mañana el hoy será ayer
en que acabe de vivir:
pues si esto llego a sentir
infaliblemente cierto,
¿cómo peco cuando advierto
mi vivir tan fugitivo,
que mañana, el hoy de un vivo,
puede ser ayer de un muerto?
Si en pecado ayer muriera,
me hubiera ayer condenado,
y de tan terrible estado
hoy librarme no pudiera:
que hoy en mi pecado muera
ya que ayer no sucedió,
puede ser; pues ¿cómo yo
no lloro mis culpas tierno,
si hoy me libro del infierno,
y quizás mañana no?
El hoy, ayer y mañana
son del tiempo la medida,
y la trama de esta vida
falsa, engañosa y liviana.
Pasó ayer cual sombra vana;
hoy pasa rápidamente;
mañana, incierto y ausente,
ignoro si lo tendré:
¡Oh!, ¡qué insensato seré
si no aprovecho el presente!
Diego José de Cádiz
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