“Creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos. Sin embargo, ¿qué pasa en el mundo donde vivimos? La relación entre la pobreza y la fragilidad del planeta requiere otro modo de ejercer la economía y el progreso, concibiendo un nuevo estilo de vida. Porque necesitamos una conversión que nos una a todos. Liberarnos de la esclavitud del consumismo. Este mes te hago una petición especial: Que cuidemos de la creación recibida como un don que hay que cultivar y proteger para las generaciones futuras. Cuidar la casa común”.
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