AMIGA
Me agrada la joven que juegue conmigo,
que no me vigile
ni meta su nariz en mis negocios,
que presto se enfade y se apacigue pronto
al saber que ambos sabemos qué sucede.
Que no tenga demasiadas virtudes,
y que no sea excesivamente amable.
Que sea hermosa, no se enfade con las bromas,
y no evite darme abrazos entre la multitud.
Porque si fuera pura y temerosa,
cuidara de su fama, fuera digna y celosa,
mi corazón no podría acomodarse con ella
-¡qué feo que lo diga!- pues... sería mi esposa.
Jan Andrzej Morsztyn
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