SONETO
Dad jaula de oro al ave aprisionada,
poned en ella flores y verdura,
en limpia y ancha taza linfa pura
y otra de alpiste y cañamón colmada.
y otra de alpiste y cañamón colmada.
Dadle todo esto, sí; mas desdichada
veréis que de su cárcel la hermosura
desprecia, y con afán sólo procura
romper ansiosa su prisión dorada.
De la materia vil en las prisiones
así el alma también vive sujeta
y el mundo con sus dichas e ilusiones
y el mundo con sus dichas e ilusiones
calmar no puede su ansiedad inquieta.
Libre es el ave cuando tiende el vuelo;
la libertad del hombre está en el cielo.
Josefa Estévez de García del Canto
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