EL CIPRÉS
Hay un ciprés en el jardín vecino,
negro como la imagen de la pena,
al que más de una vez la luna llena
a dar aspecto de fantasma vino.
En torno suyo el gusto peregrino
transforma sin cesar la agreste escena:
donde ayer hubo césped, hoy arena;
lo que era bosque ayer, hoy es camino.
¡Sólo él resiste a la común mudanza!
Yo, cuando del vivir siento la herida,
miro al ciprés y calmo mis lamentos,
pensando que, memoria o esperanza,
algo crece en el huerto de la vida
que no abaten los hombres ni los vientos.
Enrique Menéndez Pelayo
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