EL MONO Y EL GATO
Tenía el señor don Gil,
hombre amigo de cucañas,
rebosando de castañas,
un estupendo barril.
Y envíanle de Tetuán
un mono de pocos años,
que por sus muchos amaños
se llamó el Gran Capitán.
Entró nuestro mono un día
de Don Gil al aposento,
y ocurrióle en el momento
una extraña fechoría:
Del barril logró sacar
de castañas un puñado,
y en la estufa con cuidado
echólas luego a tostar.
Alegre como unas pascuas
da el comerlas por seguro;
mas hallóse en gran apuro
al mirarlas hechas ascuas;
Y notando a Zapirón,
que en blando cojín dormía
díjole: "Ven, vida mía,
dueño de mi corazón;
Aquí podrás eludir
el duro rigor del frío;
no tardes, amigo mío,
tu falta me hace sufrir."
Con zalamero ademán
y el espinazo encorvado,
paso a paso fuese andando
el gato hacia el Capitán;
Y éste de dulzura lleno,
le dijo: "Acércate más,
acércate y dormirás
repatingado en mi seno."
El buen gato la cabeza
reclina con donosura,
y el mico por la cintura
agarróle con destreza,
Y tomándole una mano,
barre con ella la estufa.
Zapirón se encrespa y bufa
y pide venganza en vano,
Pues el monazo traidor
dice: "Calla, vil gatillo,
y agradece que me humillo
a aceptar de ti favor.
Si acaso mi acción no es buena,
al hombre debes culpar,
pues él me enseñó a sacar
la brasa con mano ajena."
Ricardo Carrasquilla
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