CANCIÓN DE LA MADRE
Los días son fríos,
las noches son largas
y el viento del Norte
silba en la ventana.
Duérmete en mi seno;
duerme, hijo del alma,
que en tanto que todos
tranquilos descansan,
sólo tú, amor mío,
despierto te hallas.
Durmiendo está al lado
del fuego la gata,
y ya en la pradera
los grillos no cantan;
ni nada se mueve
en toda la casa,
más que un ratoncillo
que roe una tabla.
Pero, ¿por qué miras
así a la ventana?
¿Acaso te asustan
la luna que irradia,
la lluvia que suena
y el viento que brama?
Duérmete, amor mío,
duerme hasta mañana;
duerme, y no te asusten
el viento y el agua.
Que mientras el niño
durmiendo descansa,
su madre y los Ángeles
el sueño le guardan.
Antonio María de Trueba y de la Quintana
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