AMOROSA
Yo te he visto, en esa hora fugitiva
en que la tarde a desmayar empieza
doblar cual lirio enfermo la cabeza,
la cabeza adorable y pensativa.
Y entones, más que nunca, sugestiva
se ha mostrado a mis ojos tu belleza,
como en un claroscuro de tristeza
con palidez que encanta y que cautiva.
Y es que en tu corazón, antes dormido,
el ave del amor ha hecho su nido
y entona su dulcísimo cantar.
Y al escucharle, en ondas de ternura,
languidece de ensueños tu hermosura
¡como un suave crepúsculo en el mar!
José Antonio Domínguez
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