302-Antoni Febrer i Cardona



AFECTOS DE UN PECADOR ARREPENTIDO

¡Oh, gran Dios! Tus decretos son llenos de equidad.
Tú siempre te complaces en sernos muy propicio,
mas yo soy tan malvado que, tu inmensa bondad,
será, si me perdonas, contra tu justo juicio.

Sí, Señor, pues lo extremo de mi loca maldad
no permite otra cosa que ordenar mi suplicio.
Tu interés está en lucha con mi felicidad
y tu clemencia espera para punir mi vicio.

Contenta tu deseo pues que te es glorioso;
que sea mi dolor a tus ojos odioso;
¡castiga, que ya es hora, aquesta gran malicia!

Justo será el castigo que te sea bien visto...
Pero, dime: ¿En qué parte me herirá tu justicia
que no la haya cubierto con sangre Jesucristo?

Antoni Febrer i Cardona

No hay comentarios:

Publicar un comentario