SONETO
Nació, junto al Erídano abundoso,
Aminta, en su ribera esclarecida;
noble zagal, cuya niñez florida
sintió de Amor el arco riguroso.
Este, con Tirsis, un pastor famoso,
pasaba en amistad su triste vida,
y en voz se lamentaba repetida
con su toscano plectro numeroso.
Mas vino de la bética ribera
un joven de gallardo ingenio y brío;
y Aminta, por el docto sevillano,
dejó su patria y amistad primera,
y ya en el Betis, en estilo hispano,
canta, olvidado de su lengua y río.
Alonso de Acevedo y Zúñiga
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