HOJEANDO UN LIBRO
De láminas un libro yo hojeaba,
y en un extremo de la sala, Lola,
junto a su madre -que también cosía-
cosía silenciosa.
De pronto "¡Watherloo!" dije en voz alta;
"¡Aquí Napoleón... éstas sus hordas!...
Lola, acércate, ¡ven! que raras veces
se ven tan bellas cosas".
Dejó la niña su costura al punto,
juntó a la mía su cabeza blonda,
y de un beso el calor sintió extenderse
por su frente marmórea.
Y mirando a su madre de soslayo,
dijo quedo: "¡qué lámina preciosa!"
Y añadió cabizbaja y sonriente:
"¡Oh, muéstramelas todas!"
Ismael Enrique Arciniegas
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