SONETO
Cristo amoroso que en la cruz clavado,
tu pecho muestras por mi amor herido,
lava en tu sangre con eterno olvido
la mancha torpe de mi vil pecado.
Por ser fuente de bienes me has amado
y con muerte afrentosa redimido;
por serlo yo de males te he ofendido
y tus justos preceptos quebrantado.
Tu real palabra has obligado a darme
los bienes cuando yo te los pidiera,
¡con tan gran caridad llegaste a amarme!
¡Oye, Señor mi petición postrera!
Pues moriste por sólo perdonarme,
¡perdóname, Señor, antes que muera!
Mariano de Talavera y Garcés
No hay comentarios:
Publicar un comentario