LA CURACIÓN
Para sanar no se precisa
que la idea de lo corpóreo
extienda por tu alma
las oscuridad y sus ilusiones...
La curación es abandonar
todos esos pensamientos.
En su lugar, abraza sólo una idea:
aquella que te enseña
que tu hermano está unido a tu alma.
No puede surgir entonces
ningún tipo de injerencia corporal
que comprometa al Hijo
que fue creado impecable por Dios.
El pensamiento de unidad, eso es la curación.
Olvida todo aquello
que aparentemente nos separa.
El dolor de tu hermano
no tiene más que un remedio:
el mismo que el tuyo.
El debe estar completo en la unidad contigo.
Y tú sanas, porque te reúnes con él.
Helen Schucman
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