La alegría del corazón



Carecemos de muchas cosas, y desde hace tiempo. Lo siento tan bien como tú. No estoy hablando de cosas externas. De eso tenemos bastante. No, hablo de cosas que nos hacen vibrar interiormente. Ansío, tanto como tú, tener libertad y poder respirar a pleno pulmón, pero ahora creo que, por estas privaciones, estamos ampliamente recompensados. Lo comprendí de pronto, esta mañana, al mirar por la ventana. Al mirar hacia fuera y percibir la existencia de Dios en lo más profundo de la naturaleza, me sentí feliz, completamente feliz. Peter, mientras conservemos en nosotros esta facultad, la facultad de gozar de la naturaleza y de la salud, nunca podremos sentirnos desgraciados. La riqueza, el prestigio, todo puede perderse, pero, si conservamos la alegría del corazón, podremos seguir siendo felices mientras vivamos. Mientras podamos mirar al cielo sin temor sabremos que conservamos el corazón puro y que, pase lo que pase, podremos volver a ser felices.

Ana Frank

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