DE NUESTRA GUERRA
Paz es felicidad. Pero es la guerra
el destino humano: despiadado caudillo
de tinieblas y dulces vanidades
que prestamente a todos nos destruye.
¡Señor omnipotente, no nos vale
nuestro cuerpo, que a los placeres se somete,
e irreflexiva busca lo pasajero y fútil,
porque siempre siempre está expuesto a la caída!
¿Mas qué he de hacer, débil, titubeante,
en el transcurso de tan cruel batalla?
¡Oh, rey del universo, paz de verdad!
A ti confío, Señor, la salvación mía.
Ponme junto a Ti y he de saber
que he de luchar seguro y lograr el triunfo.
Mikolaj Sep-Szarzynski
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