287-Juan Egaña



AMOR

Vendrá una hora blanda, y yo le diré: “vamos”;
y ella, sus manos dulcemente me tenderá...
Nadie nos verá ir por el blanco sendero...
y nos alejaremos, para no volver más...

Y en la paz de sus ojos se copiará el camino
todo lleno de luna y de serenidad,
la noche elevará vibraciones lejanas...
y nuestros labios, juntos, nunca se saciarán.

Y correrán los días tranquilos y callados;
y una tarde muy lejos de la torpe ciudad,
donde no pesará la ausencia del hermano,
nuestras espaldas beatamente se curvarán...

Pero siempre serán sus palabras amigas
y sus manos tendrán la misma suavidad
para posarse sobre mis ojos afiebrados...
mis ojos, los que un día le enseñaron a amar...

Será una tarde plácida... ¡tiene cosas la vida!
Llamará muchas veces... ¿quién le responderá?
Y entibiarán mis carnes gratamente sus lágrimas,
Y mi espíritu, triste, mirándola, se irá...

Juan Egaña

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