CANTO A MÍ MISMA
No puedo ser reemplazada.
Soy única dentro de la Creación de Dios.
Él me abraza con tanta estima
que es locura pensar
que pudiera sufrir dolor, carencia o miedo.
Soy un Ser sagrado,
en completa impecabilidad,
con sabiduría infinita,
todo amor.
Soy paciencia y lealtad perfectas,
y permanezco en absoluta pureza
más allá de todo pensamiento de pecado.
¿Quién podría imaginar el sufrimiento para mí?
Sin duda, la mente cuyo pensamiento es sólo locura.
¿Qué necesidad tengo de viajar de regreso a mi Padre,
si jamás abandoné Su Hogar?
Helen Schucman
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