"Una de las causas finales del placer que sentimos en
las cosas grandes, puede ser la esencia misma del alma
del hombre, que no encuentra su última, completa y
propia felicidad sino en el Ser Supremo... De esta suerte,
y porque una gran parte de nuestra felicidad es preciso
que resulte de la contemplación de aquel Ser, a fin de
que nuestras almas sientan verdadero placer en esta
contemplación, las ha criado dispuestas naturalmente a deleitarse en la observación de todo lo que sea grande y no conozca límite alguno."
Joseph Addison, "Los Placeres de la Imaginación"
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