Birdwhistell considera que nosotros “adquirimos” nuestro aspecto físico; y no que hemos nacido con él. Cuando una criatura es pequeña, sus rasgos suelen ser suaves y poco definidos; una naricita arriba de una boquita, ansiosa y casi sin labios; una carita que es todo mejillas y ojos, y que potencialmente puede tomar cualquier rasgo. Hasta las cejas están sujetas a cambios puesto que son móviles y sólo gradualmente adoptarán su posición definitiva a una cierta distancia de los ojos. La distancia exacta es algo que el bebé aprende de los que lo rodean: la familia y las amistades. Birdwhistell dice que esto contribuye a explicar la razón por la que la gente de ciertas regiones se parece tanto entre sí, cuando no se trata de genes compartidos. El nivel de las cejas puede ser una característica distintiva. Hay personas que tienen las cejas muy juntas, mientras que otras —por ejemplo, algunos ingleses de clase alta— las tienen ubicadas tan arriba y separadas, que para los norteamericanos parecen tener un aire de perpetuo asombro.
Flora Davis, "La Comunicación No Verbal"
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