A CHARLES DARWIN
Gigante de la ciencia redentora,
atleta del humano pensamiento,
¡oh Darwin, tú, que con robusto aliento
del hombre escribes la primera hora!
Ya el Adán mitológico no llora
del Paraíso el triste alejamiento;
y fuerte el hombre y de verdad sediento
mira el Edén en el futuro ahora.
Nuevo Moisés, tu génesis bendito
es de una ley revelación sagrada,
que en sus obras sin fin Natura ha escrito.
Ruede en el polvo el religioso mito;
¡el Progreso es el fin de la jornada
del átomo impalpable al infinito!
atleta del humano pensamiento,
¡oh Darwin, tú, que con robusto aliento
del hombre escribes la primera hora!
Ya el Adán mitológico no llora
del Paraíso el triste alejamiento;
y fuerte el hombre y de verdad sediento
mira el Edén en el futuro ahora.
Nuevo Moisés, tu génesis bendito
es de una ley revelación sagrada,
que en sus obras sin fin Natura ha escrito.
Ruede en el polvo el religioso mito;
¡el Progreso es el fin de la jornada
del átomo impalpable al infinito!
Emilio Antonio Escobar
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